EL PERIÓDICO.
RedAragon.
25/07/2012 - 0:00 h.
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El concierto de Manu Chao en el Auditorio Natural de Lanuza --por un día y entre semana se abandona el escenario de Sallent-- es uno de los más esperados de la actual edición de Pirineos Sur. De hecho, las entradas llevaban un buen ritmo de venta, tanto que ayer a media tarde, se agotaron.
Con la visita del cantautor francés al festival oscense, se cierra un círculo. ¿El motivo? Su director, Luis Calvo, había confesado coincidiendo con la XX edición celebrada el pasado año que el único artista que no había conseguido traer a Lanuza era Manu Chao. Ya está hecho. El músico, después de varios años ofreciendo conciertos sorpresas o anunciados en el último momento en su web, ha decidido ofrecer dos conciertos en España, la semana pasada en San Feliu de Guíxols; y hoy en Huesca.
Luis Calvo señaló que "Chao tenía ganas de venir hace tiempo a Pirineos Sur y ahora se han dado las condiciones para que fuera posible". Son solo dos conciertos en nuestro país; los primeros programados en mucho tiempo al margen de los que suele hacer frecuentemente de forma espontánea y casi clandestina en pequeños recintos. Con Manu Chao las cosas son así, él decide cuándo y cómo tienen que ser las cosas y a este irreductible comportamiento se debe buena parte de su prestigio intacto.
Teniendo en cuenta su reciente concierto, y si sigue el mismo patrón, los seguidores del cantante y guitarrista francés de raíces gallegas están de enhorabuena. Durante su actuación en San Feliu hubo reggae y ritmos latinos, pero sometidos a un tratamiento de choque turbopunk. Chao, que no publica material nuevo desde el 2007 se montó un repertorio panorámico en el que pasó por su trituradora roquera canciones de todas sus etapas.
O sea, sonaron piezas de La radiolina o Radio Bemba Sound System, sus último trabajos; también de Clandestino --quizá su mejor disco en solitario-- y repescó temas como Desaparecido, Bongo bong, Por el suelo, Welcome to Tijuana, Me gustas tú o incluso hits de Mano negra.
Cuando Pirineos Sur echó a andar en el verano de 1992, los Mano negra viajaban en el carguero Melquiades por toda Suramérica ofreciendo conciertos gratuitos en plazas públicas con el patrocinio del gobierno francés. Aquel proyecto denominado Cargo92 acabó con la convivencia de los miembros de la banda. En julio de ese año dieron en Buenos Aires el último concierto de su historia con la formación original.
La publicación dos años después de Casa Babylon con el impactante Sr. matanza se produjo con la banda técnicamente disuelta. En aquel tiempo la figura de su líder, Manu Chao, comenzaba a adquirir un aura mítica por su activismo social, su actitud siempre irreverente con los poderosos y sus constantes peregrinaciones por los rincones más recónditos y míseros del mundo pobre. Su estética era entonces la representación máxima de lo alternativo, su discurso un puñetazo en las conciencias y su música un festín de ska, punk, salsa, rumba, flamenco, hardcore, reggae, blues, funk y canción francesa.
El autor de Próxima estación: Esperanza ha adquirido una dimensión social que incluso ha llegado a ensombrecer su figura como músico y compositor.
Abrirá la noche Batida, el proyecto de DJ Impula, una apasionante aventura musical a caballo entre la tradición sonora de Angola y Portugal.
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