Por el parque Miguel Servet

Parque Miguel Servet. Huesca.
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Descripcion:

Duración: 2 horas.
Equipo aconsejado: calzado cómodo, prismáticos, guías de campo sobre aves, árboles y arbustos...
Época recomendada: todo el año.

El Parque Miguel Servet, fundado en el año 1928, se sitúa en el centro geográfico de la capital altoaragonesa. La distribución de grupos de árboles y arbustos, paseos, juegos infantiles, fuentes y lagos crea zonas ecológicamente diferenciadas que ofrecen hábitats adecuados a un gran número de aves y otros animalillos.

La entrada principal se encuentra en la calle Rioja y nos conduce por un bello paseo entre grandes plátanos de sombra y tilos hasta el quiosco de la música y los jardines de la Rosaleda. Mosquiteros, petirrojos, currucas capirotadas, mirlos y zorzales encuentran refugio en los rincones más tranquilos y enmarañados. Es frecuente observarlas en invierno junto a otras avecillas en el entorno de la escultura de Las Pajaritas, de Ramón Acín, alimentándose de las bayas de los aligustres y hiedras trepadoras que lo rodean.

Al norte del quiosco se encuentra una zona de juegos infantiles, un estanque con nenúfares y aneas frecuentado por algunos patos, los jardines de Lastanosa, y un grupo numeroso de pinos y álamos blancos de grandes dimensiones en cuyas copas nidifican algunas parejas de paloma torcaz, tórtola turca, o los melodiosos jilgueros, verderones, verdecillos.

Cerca de la estatua de los Reyes de Aragón, junto a la avenida de Juan XXIII, se encuentran el lago y los jardines del "solarium", donde abundan las madreselvas y es frecuente observar en días soleados a la bella esfinge o mariposa colibrí, mientras liba en vuelo el dulce néctar.

La diversidad de especies arbóreas es enorme, y además de las ya mencionadas podemos encontrar algunos tejos, sauces llorones, magnolios, palmitos, cipreses comunes y de arizona, castaños de indias, moreras, acacias, tilos, arces negundos, laureles, cedros común y del Himalaya.

Sugerencias...
Los estorninos negros o "tordos" han dado mala fama al parque, ya que en invierno se concentran en gran número para dormir, provocando quejas entre vecinos y paseantes. Los costosos artilugios empleados para ahuyentar a estas aves, como el "tordocop", apenas han influido sobre su comportamiento.